viernes, 24 de mayo de 2019

VERÓNICA MALENA DURÁN MATOS


Nació en Palpa, Huaral, el 9 de julio de 1967. Tierra del melocotón y de las milenarias Shicras. Hija de Juan Durán y Celia Matos, ancashinos ambos. Realizó sus estudios primarios en el colegio José Olaya de su tierra natal y culminó su secundaria en el colegio Raúl Porras Barrenechea del Callao. Estudió Educación en la Universidad de Huacho y ostenta una Maestría en la Pontificia y otra en la UAP. Le gusta la literatura desde siempre. Ha escrito poesías que guardan el encanto de nunca haber sido publicadas. Destaca por su incesante trabajo pedagógico donde aborda la literatura regional en interesantes proyectos de innovación promoviendo la lectura y la creación literaria entre sus jóvenes estudiantes. Ha sido premiada en eventos literarios por diferentes instituciones. Fue galardonada con las Palmas Magisteriales por el Ministerio de Educación.



martes, 7 de mayo de 2019

NARRATIVA CHANCAYANA


COLÁN FALCÓN, Alberto

Nació el 4 de febrero de 1969 en la ciudad de Huaral.
Criado al lado de su abuela paterna fue ella quien influyó a que posteriormente se dedicara a escribir historias, cuentos y leyendas, pues, llegada la noche en la cocina de la casa y a la luz de las velas, su mamita Felicita (así le decía de cariño) con su voz quedita le contaba historias de duendes, fantasmas y de tesoros escondidos, que el niño Chacho acurrucadito en sus brazos escuchaba con mucha atención y que con el transcurrir de los años las recordaría y las plasmaría en sus publicaciones.

Estudió primaria en el Colegio “Luis Felipe Subauste del Rio” (Ex 421) y la secundaria en el colegio “Los Naturales”.

Apenas concluyó la secundaria se apasionó por los autos; postuló al SENATI  e ingreso en el área de mecánica automotriz.

En el año de 1988 el SENATI de Lima, realizó un concurso a nivel nacional en el área de Mecánica Automotriz, donde el joven Alberto obtiene el 1er Puesto.

Después de concluir satisfactoriamente sus estudios superiores, presenta sus documentos a la USE10 (Huaral) donde obtiene una plaza como profesor en el CEO publico Huaral.





“El Makatón”, deidad tutelar de los primeros habitantes del valle de Huaral, es un majestuoso cerro que se encuentra en la margen derecha del río Chancay.
Desde la cima contemplamos todo el valle huaralino y a lo lejos podemos ver el Océano Pacifico. Sobre las faldas del cerro, hay restos de viviendas y adoratorios precolombinos. Con la llegada de los conquistadores Incas y después la de los españoles, la ciudad desapareció. Algunos dicen, que los gentiles se enterraron vivos junto con sus tesoros.
Hoy en día subsiste una historia, que trata sobre un “Tapado” o “Entierro”.

Bueno les cuento:

“Víctor llegó a Huaral huyendo de la hambruna que asolaba su pueblo. Desamparado, anduvo errando por montes y quebradas, hasta el día que se topó con un paisano y le consiguió trabajo como jornalero, en la Hacienda La Huaca. Una tarde de estío, cuando se encontraba desherbando un pantano bajo la sombra del Makaton, sintió que el cerro empezaba a rugir y al levantar la mirada, vio que desde la cima venía rodando una enorme bola de fuego con dirección a él. Se ocultó tras la maleza y dejó que la bola de fuego continuara su camino. Al mismo tiempo notó que de los arbustos salían una pata con sus patitos, todos de colores vivos y reflejos dorados. Cuando la bola de fuego estuvo en el centro de la hondonada se puso a girar como si fuese un trompo, la pata y los patitos fueron a su encuentro y empezaron a dar vueltas alrededor del fuego…

Desde su escondite, el muchacho contemplaba el hermoso espectáculo y cuando advirtió que la bola de fuego se hubo extinguido y los patos abandonaban el agua, se lanzó tras ellos. Los animalitos al notar la presencia del extraño, trataron de escapar, pero un patito se enredo entre las ramas y Víctor aprovecho este momento para lanzarle su sombrero.
Cuando la noche llegó, mama pata dejo su guarida y se dirigió al lugar donde estaba su cría y al no poder liberarlo, derramó lágrimas de impotencia. El Makaton, conmovido por la escena, supo lo que tenía que hacer.

Antes del amanecer, Víctor decidió ir en busca del tesoro del pato dorado, presuroso llegó al lugar donde tenía a su rehén, levantó el sombrero y nada halló. Desesperado empezó a cavar… después de varios intentos, su lampa dio un golpe seco y descubrió la boca de un cántaro. Despejó los costados è intento sacarlo, pero algo se lo impedía, corrió el riesgo y rompió el cántaro. Se apartó del lugar para que no le dé la enfermedad del aire y esperó que el viento disipara el nocivo gas. Cuando hubo pasado el peligro, empezó a extraer uno a uno, los objetos de oro. Después de vaciar el cántaro, coloco en su interior chicha, coca y pan y lo volvió a enterrar…

Varios años después, de estos sucesos… sobre las faldas del makaton se empezó a construir un lugar de esparcimiento y el destino quiso que los trabajadores se toparan con la vasija de barro de esta historia. Hoy en día, el cántaro permanece en el mismo lugar que lo encontró Víctor. El propietario lo dejó allí con la intención de que todos los visitantes que acuden al Complejo Turístico, puedan admirarlo…


El SUEÑO DE UNA LOCA LINDA

En la época del virreinato, el vecino pueblo de Chancay, tenía el nombre de "Villa de Arnedo” nombre que le puso el virrey Diego López de Zúñiga y Velasco (Conde de Nieva), porque le recordaba una villa que tenía en España. Esta hermosa Villa, estaba ubicada entre el mar y una campiña grande de tierra labrantía; y desembocaba en una amplia bahía, que servía de resguardo o abrigo a las embarcaciones. Estas condiciones hicieron que la nobleza española, la utilizara como residencia de verano. Uno de los últimos ocupantes fue el virrey Amat y Junyet.
Muchos años después… el destino quiso que una de las descendientes de este virrey, llegase a vivir a la villa, ahora convertida en ciudad.
Consuelo llegó en compañía de su esposo y formaron una familia; pero la felicidad fue fugaz para esta joven mujer, porque un accidente automovilístico acabó con la vida de su querido Rómulo, dejándola con 6 hijos y en el más completo desamparo. El dolor que le causó la pronta partida del ser amado, sumió a la viuda en una profunda tristeza, dedicándose todo el tiempo a escribir poemas de amor, hasta que las necesidades económicas por las que atravesaba la familia la hicieron volver a la realidad.
Con el poco dinero que aún le quedaba, doña Consuelo compra un terreno lejos de la ciudad y cerca al mar; allí construye un pequeño hotel, al cual llamó: “Villa Madre Perla”. A unos pasos de dicho hotel se encontraba un acantilado y sobre él, edifica una pequeña “Casita Mirador”, para que sus huéspedes, con más comodidad vean el mar y de paso puedan ubicar el lugar donde fue hundido el buque chileno “La Covadonga”.
Al poco tiempo... el duro trabajo dio sus frutos y con las ganancias que producía el negocio del hotel, decide construir un castillo al estilo medieval al borde del acantilado, junto a la casita mirador. Después de cada día de arduo trabajo, -al caer el sol- sobre la mesita de noche, diseña los planos del castillo que había visto en sus sueños. Es así como a los pocos días empieza la construcción de su anhelado castillo y personalmente se pone a dirigir la obra.
La "loca linda” como fue bautizada doña Consuelo -por los chancayanos- hizo realidad su sueño, después de 10 años de arduo sacrificio.
En noches de luna llena, los pescadores de mar adentro, creen ver las siluetas de una pareja de enamorados, que cogidos de la mano caminan por la orilla del mar en dirección al castillo, suben luego por las escaleras a la torre más alta, donde muy juntos contemplan el horizonte marino. La tradición cuenta que la bella Consuelo construyó el castillo con la intención de perennizar en el tiempo todo el amor que le tuvo y/o le tiene a su querido Rómulo.


JESÚS PEBE, Fernando

Fernando J. Pebe.- bibliotecólogo y narrador de cuentos infantiles. En 1978 ganó los I Juegos Florales de la provincia de Huaral (Lima, Perú) con la colección: "Cuentos de Huaralín", publicada en 1999 por el Centro de Documentación de Literatura Infantil, CIDELI. Tiene varias obras inéditas como "El Tesoro de Makaton", "Cuentos y leyendas de Huaral", "Personajes huaralinos, en versión infantil", y "El Planeta de los valores".

Actualmente trabaja en la biblioteca técnica del SENATI de Lima, Perú. Casado y padre de 4 hijos.

LA PAMPA DEL INCA


Hace muchísimos años, los indígenas chancayanos reinaron por estos valles. Chancay era un reino laborioso y pacífico, donde su gente logró dominar los secretos de la agricultura, los tejidos y la cerámica. Dejando valiosos restos arqueológicos en todo él valle, como mudo testimonio de su presencia.
Cuenta la historia que los indios atavillos que vivían en los pueblos de la serranía. Un día decidieron invadir los prósperos valles de la costa central. Fue entonces que Kolán, el príncipe de los chancayanos preparó la defensa con mucha inteligencia y astucia, para detener a los poderosos atavillos.
Cuando bajaron de las alturas los belicosos guerreros atavillos se encontraron con una férrea defensa. Los invasores a pesar de tener mejores armamentos no pudieron tomar la ciudadela chancayana. El príncipe Kolán había mandado a preparar ingeniosas trampas que dieron excelentes resultados.
Dice la leyenda que los guerreros chancayanos guiados por el valeroso príncipe Kolán vencieron a los invasores. Durante la lucha lamentablemente murió el valiente caudillo costeño. Personaje que era muy querido por su pueblo.

Entonces su padre el rey decidió honrar su memoria. Para cumplir su deseo mandó a llamar a los mejores hechiceros, artesanos, médicos, tejedores y arquitectos del valle. El soberano ordenó construir una tumba real, donde nadie pudiera profanar él sueño eterno de su amado hijo. Los médicos de la corte momificaron el cadáver con resinas de plantas medicinales, que sólo ellos conocían. Los tejedores confeccionaron prendas de gasa, bordado con diseños de peces, aves y felinos. También tejieron un hermoso manto de algodón, pintado con tintes naturales y diseños geométricos, zoomorfos y antropomorfos. Todos los artistas del reino, entregaban lo mejor de su arte, en honor al valiente príncipe.

Los artesanos prepararon vistosas joyas de oro y plata. Las más hermosas doncellas se sacrificaron voluntariamente para servir al príncipe en el más allá. Y, los más valientes guerreros fueron elegidos por el propio rey para proteger el viaje del príncipe amado.
Cuentan que las hijas de un cacique, que estaban muy enamoradas del príncipe, suplicaron a un hechicero para que las convierta en muñecas de trapo. Y, pidieron ser atadas en la cintura del fardo funerario, para estar cerca de su amado príncipe y así poder acompañarlo en su viaje hacia el reino de la eternidad.

Los arquitectos construyeron una tumba a prueba de saqueadores. El cadáver del príncipe Kolán fue hermosamente ataviado, lucia majestuoso, rodeado de su real séquito funerario. Los hechiceros prepararon sus ritos y magias. Dotaron de poderes a un perro negro sin pelos y lo colocaron en la entrada, como guardián de la tumba. A las hermanas enamoradas la convirtieron en muñecas de trapo tal como era su deseo. Le pintaron el rostro con extraños símbolos mágicos, y fueron amarradas en la cintura del fardo funerario, para proteger el sueño del amado príncipe.

Dicen los antiguos pobladores que la tumba del príncipe Kolán, está ubicado en la zona que hoy se conoce como la pampa del inca (Quepepampa), donde todavía se puede ver la silueta del príncipe dormido.

EL FANTASMA DEL CAMPANARIO (Leyenda).-


Las campanadas del ángelus, lentas y sonoras, se extendían en la lejanía, como largas serpiente, que huyendo del viejo campanario de San Francisco, parecía ir a refugiarse entre los cerros vecinos, envueltos ya en las primeras sombras de la noche. Un misterioso temor se apoderaba de los vecinos, los que agrupaban a sus pequeñuelos, les hacían rezar fervorosamente, y a poco quedaba el pueblo, sumido en el más profundo silencio. Había razón para esto, pues, nadie quería ver al “FANTASMA DEL CAMPANARIO” como todos le llamaban a un espectro que cada cierto tiempo aparecía en la vieja iglesia situada en un barrio famoso por las “penas” y “duendes” que hacían de las suyas en las noches oscuras y aún en las iluminadas por la luna. Algunos decían que era una sombra negra, larguísima y con ojos fosforescentes. Otros más audaces, esperando sorprenderle habían acechado de cerca, decían que el fantasma aparecía envuelto en una vestidura de fraile, rematada por aguda cofia, y con la cara de una calavera descarnada.
Cierto día llegó al pueblo un vagabundo, un norteño; uno de esos seres que el azar lleva por doquier, y que habiendo sufrido toda clase de percances, ya nada les arredra.
Enterado de la existencia del fantasma y del terror que inspiraba en la población y sus contornos, no tardó en notificar a los vecinos, que pensaba liberarle de tal tormento.
Los chancayanos le ofrecieron una buena recompensa, y allá fue nuestro héroe, a cumplir con su misión de verificar quién era el extraño personaje.
Algo nervioso por las alharacas y anuncios, llenose los bolsillos de coca, se proveyó de cigarros, ciñó a la cintura su puñal de hojas de olivo, y fue a sentarse al campanario, precisamente al pie de la campana que acostumbraba sonar con tanto misterio.
Esa tarde, fue encargado a tocar el ángelus; cuando sonó la campana, todos se estremecieron pensando en que el valiente norteño, marchaba a una muerte segura, y numerosas preces subieron al cielo por él.
Dieron las once de la noche y nuestro amigo estaba tan entretenido en chacchar sus hojas, que hasta había olvidado la misión.
Dieron las doce y nada turbó su tranquilidad.
A la una, un ruido lento e intermitente le hizo despabilar y al ponerse en pie, una masa oscura saltó rápidamente desde la campana mayor a su cuelo, y sintió que se hundía en sus carnes, unas uñas agudas.
El fantasma se mostraba muy agresivo.
Como pudo se llevó las manos al cuello y agarró una cosa peluda; luego se escuchó unos bufidos ahogados, era un gato que andaba a caza de pichones en la torre.
Al alba, llegaron los vecinos y encontraron al guapo, dormido con una bocanada de coca intacta, muchas colillas de cigarros esparcidos y un hilillo verdoso que se deslizaba desde la boca semiabierta del temerario desafiante del fantasma.
Le creyeron muerto y apenas si se atrevían a llamarle, cuando uno de ellos vio huellas de sangre y no pudo contener un grito que le despertó.
Envalentonado les saludó, contó sus aventuras y afirmó que aquello del fantasma no pasaba de ser un embuste.
La segunda noche, arrojó unos cuantos aguijonazos de los zancudos, graznidos de los búhos que vivían por allí cerca, y doble ración de coca.
La tercera fue la sensacional.
A las doce más o menos, sintióse adormecido por las dos vigilias y se recostó en un ángulo de la torre.
Espesa niebla marina circundaba la vetusta mole del templo, humedeciendo las campanas que empezaron a destilar gotas de agua.
De pronto, una sombra negra avanzó hasta el centro de la torre, y levantando un brazo tocó la campana menor que dejó oír un quejido lúgubre, penetrante y lento como el dolor.
El guardián abrió los ojos, y pudo contemplar a la misteriosa sombra que empezaba a descender de las escaleras.
Se sintió como clavado en el suelo, pero el temor de perder de vista al aparecido, le impulsó y levantándose, lo siguió con los dientes apretados, las manos agarrotadas con el puñal y las piernas vacilantes.
La sombra, se internó por una arcada derruida y se dirigió a la puerta de la sacristía donde se detuvo como a esperar a su seguidor, que avanzaba temeroso, hasta que estuvieron muy cerca.
¡Oh! sorpresa, era un monje lívido, con ojos profundos, envuelto en negra caperuza terminada en agua cofia. Se contemplaron un momento hasta que el valeroso guardián cobrando valor, abrió los brazos en cruz y dijo recostándose a la pared.
¡Si eres de esta vida, retírate y no vuelvas a este lugar, y si eres de la otra, yo te conjuro en nombre de Dios, para que me digas qué quieres....!
Profundo silencio siguió a estas palabras.
A poco, la sombra se movió y con voz que parecía salir del sepulcro, le dijo:
- ¡Ven ayúdame...! (y se internó en la sacristía extrañamente alumbrada).
El guardián le siguió valientemente y pudo ver en esa semipenumbra, que el monje se vestía para hacer misa.
En eso pasó cerca y le mostró el incensario lleno de brillantes brasas, que tuvo que coger y marchar tras él, obedeciendo no a su voluntad sino a un extraño impulso.
Llegaron hasta el altar mayor en cuyo centro se detuvo la sombra.
El monje había comenzado a celebrar la santa misa; un clamor inmenso y sordo se escuchaba en la nave del templo.
A la luz moribunda de la lámpara del Santísimo Sacramento, se veía una apiñada y enlutada concurrencia, que hacía coro a los murmullos gangosos del sacerdote.
Por fin la sombra, abandonó el altar, entró en la sacristía, se despejó de las vestiduras rituales y nuevamente tomó el camino del campanario, seguido del valeroso guardián que ha había perdido el miedo.
Cuando llegaron, el monje sacando una mano descarnada, tocó nuevamente la campana que volvió a exhalar un quejido fúnebre en medio de la noche, y dijo a su acompañante:
- Gracias, alma buena, tu valor me ha salvado.
Estaba condenado a llamar eternamente con esta campana, a alguien que viniera ayudarme a celebrar las misas que en vida dejé de celebrar, habiéndoseme pagado para hacerlo.
- ¡Estoy salvado...!
- ¡Gracias en nombre de Dios...1
Las vestiduras del monje se habían tornado blanquísimas y ahora toda su figura tenía un halo fulgurante.
La transfiguración tuvo la brevedad de un relámpago y luego la visión se esfumó, mientras a lo lejos resonaba el canto del gallo anunciando la madrigada.
Nuestro hombre bajó asustado del campanario.
Había sentido miedo en ese instante por primera vez en su vida.
Al día siguiente, contó lo ocurrido a los vecinos.
Todos le felicitaron por su temerario valor, y desde entonces, no se escuchó más, el quejido de la campana, ni se volvió a ver la sombra misteriosa del fantasma del campanario.

LAS MEDIAS RECORTADAS (Cuento).


En horas que su mamá estaría haciendo formar a sus alumnos y yo terminaba de anudarme mi corbata ploma, Rita, nuestra hija menor, se presentó agitada por su apresuramiento. Regresaba de su escuela no por algún útil escolar que hubiese olvidado, sino a cambiarse de uniforme. El de diario que llevaba puesto, por el de gala: falda gris, casaca verde, igual que la boina, blancos los zapatos y las medias cortas, y un corbatín negro. Era una orden – según me dijo de su señorita Adriana: debería asistir al sepelio de la abuelita de Aurora, su allegada compañera de aula.
Como conocedor de mi hija, yo comprendía que no se traba de una exigencia de su profesora. A no dudar, Rita fue la primera en levantar la mano en señal de estar dispuesta a mudarse de uniforme de inmediato...por eso, veloz habría cruzado el puente del cequión y también el crucero de Cahuas y Luis Colán.
Era la hora en que debería hacer cerrado la puerta de nuestro domicilio, el mismo donde Rita vio la primera luz del día; ubicado cerca de la Plaza de Armas y con el peligro de los carros que regresaban de retes a la Esperanza Baja. Y yo iba a llegar tarde a la oficina....me detuvo y trató de que accediera, acudiendo a su inapelable recurso:
- Te doy un beso y no me digas no quiero...........
Me puso cara de angelito, de niña que no quiebra un plato y yo a ella una de sujeto contrariado. Mientras discutimos, el minutero de mi reloj pulsera avanzaba más rápido que nunca...cuánto traté de persuadirla.
- No hijita....mejor es que por el teléfono de nuestra vecina te excuse ante tu profesora.
Muy puesta en orden, con las manos y gesto de domadora que viéramos en el circo, me repuso.
- No, papá. La excusa es cuando uno va tarde; pronto unifórmame y péiname...no te gustaría que, si te mueres, las niñas de “El Hogar Infantil” no fuesen a tu entierro....
¡Qué respuesta más cruel y convincente!....La verdad, con este argumento me sentí domado.......Bajando el tono le dije:
- En la cartera de mamá, busca las llaves del ropero; tú ve la forma de uniformarte.
Raudo llegué a mi trabajo. Firmé mi entrada después de una línea roja. A ratos me sentí intranquilo...Me imaginaba una puerta mal cerrada y una chiquilla uniformada a la diabla.
Retorné a casa después de las cinco de la tarde y hallé a mi señora preocupada, confundida.
Había encontrado hecho un pandemonio el alto ropero que heredó de su madre. Le expliqué:
- No es un robo...La abuela de una alumna ha muerto...Rita misma se ha uniformado.
- ¿Con qué medias habrá ido? – se preguntó la mamá, a la vez que se uso a colocar todo en su sitio, notando la falta de un par de medias largas.
Descubrí, debajo de la cama dos pedazos de medias blancas y en la mesa de noche una tijera, como arma filuda de recorte.
Alegre me dije: quien soluciona los inconvenientes que se le presentan, es persona inteligente. Me sentí indudablemente orgulloso.
Cuando Rita retornó de su plantel, ninguno de los dos se atrevió a reprenderla...Los tres nos miramos y nos sonreímos. En el comedor nos hizo presente que fue la mejor uniformada, y que por ello le designaron para que llevara un ramo de rosas blancas.
En ese día luctuoso y de medias recortadas nació su espíritu de solidaridad humana.

TACHICUY (Cuento).-


Ella había llegado desde la lejana tierra de Huallanca, allá por la provincia de “Dos de Mayo” en el departamento de Huánuco; tenía sus reales, y era de fama que se reunía con muy pocas personas, por lo que miraba por encima del hombro.
“La Shuyana” por muy palangana. ¡Se las da de mucho! !No es más que una chola pestífera que no come por guardar plata!
Esto y otras cosas más amargas decían de la india que vivía en los terrenos de “La Viña” como quien va a la hacienda Chancayllo, a poca distancia de Chancay, siguiendo lo que es hoy la pista Panamericana.
En efecto “Shuyana”, vivía extrañamente sola, trabajaba una cuartilla de tierra, y nunca aceptó requerimientos amorosos. Allá en Huallanca, había querido con toda su alma a un cholo mostrenco, llegado de Huánuco y aprovechando el camote que le tenía la india empezó a malgastar los soles y las lianas de oro que ella había atesorado.
Una tarde se lo trajeron mal herido y agonizante, tenía tres machetazos en el cuerpo. Se los dio un marido que lo sorprendió saliendo de su choza a altas horas de la noche. “Shuyana” sintió tanta pena por su hombre, que liquidando sus intereses se dirigió a la costa, con miras de llegar a Lima, pero le agradó tanto el clima y las aguas de Chancay, que allí se quedó por un tiempo que ya se hacía largo.
Por esta razón, no aceptaba hombres y hacía doloroso culto de la memoria a su Florencio que para ella no había muerto: Le hablaba cuando entraba a las habitaciones; los días domingos le ponía plato en la mesa, y hasta una almohada en su lecho, como si Florencio tuviera que venir a acostarse.
Muchas misas ofreció el cura en la iglesia de San Francisco, para el muerto vivo de “Shuyana”, pues la seuda viuda era una buena cristiana.
Por aquel entonces, llegó a Chancay, (sabe Dios de dónde), un vagabundo con fama de malhechor, a quien todos apodaban el “Loco Lino” o el “Tío Lino”.
Muchas fueron las veces que este personaje intentó conquistar el corazón de la chola, pero como todos, tropezó con la fría indiferencia de una estatua de hielo, cosa que todos perdonaron menor él, que siempre pensó en la venganza.
Cierto día que “Loco Lino” estaba muy necesitado de dinero, planeó robarle a la “Shuyana”, asaltando su casa ya que vivía enteramente sola y la halló en el campo. La casa era tentadora y fácil, no había perros ni vecinos cercanos.
Como lo pensó lo hizo, pero al llegar al rancho de “La Viña” vio la casa iluminada, y se acercó sigilosamente pudiendo comprobar que estaba llena de personas que en tono a una mesa espléndidamente servida comían, fumaban, reían y conversaban ruidosamente.
Sin duda es el santo de la chola (pensó) y se emboscó por allí cerca con la esperanza de que más tarde, se marchasen, pero al volver, estaban allí todavía y divirtiéndose.
Urgido por el dinero se alejó maldiciendo, y de pronto entre la sombra se dio cuenta de que estaba cerca de otro rancho, conocido por él. Vivía allí un viejo pescador anconero que ya había colgado las redes para dedicarse a la chacra. Tenía una niña de unos doce años y un niño de unos seis años.
Amanecía casi, cuando “Lino” lo vio salir con dirección al pueblo a sus quehaceres y pensó al instante, asaltar a los chicos, y robar algún dinero del que necesitaba con suma urgencia. Así lo hizo, y cuando interrogaba a la niña que lloraba asustada, repitiendo que su padre no tenía ningún dinero, alterada le dijo: “No me vayas a matar Tío Lino”. El hombre al verse descubierto, pues la chica lo había reconocido, no tuvo más remedio que matarla apretando el cuello entre sus brutales manos, y luego se dedicó a buscar al pequeño para ultimarlo pero se había escondido, de tal suerte que no pudo hallarlo y temiendo a la luz que ya se echaba encima, salió corriendo para internarse entre el bosque que rodeaba esos lugares.
Ya de día, la pobre criatura echó a correr hacia el pueblo a buscar a su padre; al no hallarlo, dio aviso a las gentes y éstas a las autoridades que acudieron en busca del asesino, no siéndoles difícil capturarlo, pues no creía haber sido denunciado tan pronto.
Una vez preso fue obligado a declarar diciendo que él, a quien había querido matar, había sido a la “Shuyana” para robarle, pero no lo había hecho porque a esa hora estaba celebrando una fiesta en su casa.
Interrogada la “Shuyana” declaró que ella no había celebrado fiesta alguna, y que a esas horas estaba durmiendo en su casa, pero “Lino” afirmaba lo contrario. Tan candente se tornó la cuestión que al fin la india llevando en secreto a la autoridad confesó que ella practicaba el “Tachicuy”.
Como el juez no comprendiera semejante cosa. “Shuyana” continuó: Todos los años Señor Juez, por el día de los Fieles Difuntos, que ha sido ayer, acostumbro servir una mesa para parientes, conocidos y amigos que en vida me quisieron, esa es una costumbre muy común allá en Huallanca. Pongo allí los platos que ellos prefirieron en vida, sus bebidas, sus cigarros, frutas y postres que más le gustaron. Porque en ese día ellos venían a comer y beber como cuando estuvieron vivos.
Estoy segura de que anoche, eran ellos, allí estaría mi Florencio también, a él le gustaban mucho las papas sancochadas con ají aderezado, y le puse un buen plato para él solo.
- De modo que eran sus muertos los que estaban allí anoche, ¿verdad?.
- Sí, señor juez, eran ellos.
- ¿Cómo dice Ud.?
- Sí, señora. Este hombre fue a matarla para robarle y no pudo hacerlo por la presencia de esas personas a quien Ud. invitó.
- ¡Dios mío!...! Gracias! (dijo emocionada Shuyana). Ellos vinieron desde allá para salvarme. Por toda mi vida seguiré practicando el “Tachicuy”. 



MONTALVO CORTEZ, Jorge.

LEYENDA...LA BRUJA DE CHANCAY


Cuenta la leyenda que el comando Chileno dueño del litoral peruano con la caída del "HUÁSCAR".
Había una causa y muy poderosa para esta visita de los Chilenos pues días antes "LA COVADONGA" vieja goleta Chilena había sido hundida por un torpedo disfrazado, fabricado por un grupo de Chancayanos entre los que se cita a Manuel Cuadros y otro de apellido Negreiros ayudados por el teniente Oyague. Los Chilenos venían a vengarse, y pronto la población aterrorizada, se estremecía bajo el bombardeo sin respuesta, sin embargo lo peor no había pasado.
Tampoco se hizo esperar mucho tiempo, y allá fueron las hordas de desembarco, ansiosas de saqueo, incendio y exterminio.
Entre tanto la población, presa del pánico y de la desesperación, sin más esperanza que su fe en Dios, llenaba los tres templos de la Villa de Arnedo, elevando rogativas para que el furor del enemigo se humanizara. ¡Madre nuestra de los Dolores, apiádate de tu pueblo!
La Virgen los Dolores, tradicional y milagrosa imagen de nuestra Madre Celestial, con esa dulce y tristísima expresión que cautiva los corazones, parecía consolar a sus devotos, prometiéndoles velar por ellos en tan difícil situación.
En efecto, el día fijado por los invasores para el desembarco, amaneció nublado, tan nublado que apenas se veía un metro más allá de las cubiertas de los barcos.
La salida del sol no pudo disipar la espesa cortina de neblina, causando la desesperación de los marinos; el día siguiente fue tan oscuro como el anterior y tanto más los que vinieron y ya era casi una semana.
Catalejo en mano, los jefes Chilenos trataban de penetrar las brumas, pero... ¡oh, sorpresa!, allí mismo, casi a la borda, todos pudieron ver entre la neblina, una sombra oscura que se movía de un lado a otro, entre ellos y la costa. Era una mujer vestida con negro manto y con una corona que lanzaba destellos de oro y plata.
Cristianos al fin, aunque endurecidos por el crimen de la guerra reconocieron que lo que aparecía ante sus ojos, era la imagen de la Virgen María que les cerraba el paso flotando sobre las aguas y entre la blanca bruma, como si paseara triunfante sobre las nubes del cielo.
Enfurecidos los chilenos gritaron todos:
-¡es la bruja!- ¡fuego con ella!-¡matemos a la bruja que no nos deja desembarcar!
Y disparaban llenos de temor y odio, mientras en tierra los poblados se asombraban del prodigio y colmaban el templo, dando gracias a la santísima Madre de Dios, cuya imagen como otra prueba del milagro, mostraba la parte inferior de su manto húmedo y cubierto de arena.
Lentamente el mar se fue despejando y los Chilenos a pocos días pudieron desembarcar furiosos por la jugarreta de la Bruja y decididos a buscarla y hacerla pedazos, la buscaron pero no la hallaron en  ninguna de las Iglesias a pesar que se esmeraron en la búsqueda y no la encontraron porque sus devotos la habían escondido en una de las casa de la plaza de armas, sin pensar que los soldados acamparían en la misma plaza y al no encontrar a la Virgen en los templos buscarían en las casas.
Los chilenos buscaron de casa en casa hasta que golpearon a culatazos la puerta, detrás de la cual se encontraba apenas cubierta y mal disimulada la imagen de la Dolorosa. Revisaron la casa de pies a cabeza pero al salir pasaron de largo sin ver a la virgen que estaba al alcance de sus manos. Todos cayeron al piso con lágrimas de emoción.
Pero tomaron la decisión de sacar a la Santísima Virgen por que los chilenos volverían.
Sacaron la imagen en un burro bien cubierta y haciéndole la señal de la cruz, pasaron por las narices de los soldados pero parecían no ver el grupo que estaba sacando a la Virgen.
La llevaron a la hacienda de Torre Blanca donde fue puesta fuera de peligro.
La búsqueda de la Bruja continúo por todo el pueblo pero no pudo ser hallada. Gracias a este milagro, Chancay conserva como uno de sus más grandes tesoros, la efigie de la Reina del Cielo, a quien todos llaman "LA DOLOROSA" o "LA BRUJA DEL MAR" como la llamaron los chilenos en esa infausta época de la Guerra del Pacífico y que es desde entonces considerada la PROTECTORA del pueblo de CHANCAY.
Y es por eso que Chancay guarda especial veneración a nuestra divina Protectora.

LITERATURA CHANCAYANA

ANAYA ARCE, Hernán Luis
Poeta

Nació en el distrito de Chancay, provincia de Huaral, el 29 de Enero de 1968).
Sus estudios primarios y secundarios los realizó en su tierra natal. Escribe poemas desde que era un adolescente, aunque muy pocas veces ha tenido la ocasión de publicarlos, debido a que se mueve lejos de los círculos literarios. Se gana la vida con una profesión que no tiene nada que ver con la literatura, razón más que suficiente para tener muy en cuenta sus producciones poéticas.

Actualmente ejerce el cargo de Presidente de la Sociedad de Poetas del distrito histórico de Chancay.


LOS HUESOS DEPRIMIDOS (2012) 

Los huesos deprimidos, salen de su eterno descanso 
Para recorrer sus pasos por las calles de su juventud 
Pero entre la multitud ya no habrá su generación 
Y se sentirá ajeno en esta tierra de vida miserable. 

Y sentado sobre una piedra cava que no tiene alma 
Enturbiara su mente de nostalgia abierta 
Meditara de esta ciudad fantasma adonde regreso 
Y vera el cielo azul extenderse hacia el infinito. 

¡Qué paso se preguntara! De este mundo moderno 
Donde la gente hurga, la necedad en el rostro ajeno 
Y ver a los descarnados hombres de corbata fina 
Danzando en el egoísmo ruin de esta historia sin fin. 

¡Cuánta pobreza! El dolor me azota hasta el tuétano 
Ver al pueblo con corazones horadados por fusiles 
Y su voz de protesta silenciados en la horca del fuerte 
¿Dónde está la libertad de la raza que clama justicia? 

Y con el pretexto de una nación grande para los tuyos 
Te despoja de tu fuerza y consume tus pulmones 
Para seguir escribiendo la página negra de la historia 
Para seguir escudándose en la constitución de pocos. 

¡Que le espera a la juventud! Mirando hacia el horizonte 
Mientras el político duerme en tus sienes en tus penas 
Y se levanta pensando en robarte tu humildad, 
Cuando tú sueñas cual será la patria del mañana. 

De donde vengo no hay fronteras ni cantar de himnos 
Ni batallones que ondean banderas conquistadas 
No existen ricos ni pobres, ni bolsillos de doble fondo 
¡Ay de mí! Nadie escucha el clamor de una calavera. 
No tengo piel donde se adhiera la injusticia social 
Ni olfato donde se respira la pérfida inmundicia 
Pero puedo ver la agonía existencial de los hombres 
Una juventud que se agita en protestas y pancartas. 

Ni siquiera tengo sombra, pero puedo escarbar la tierra 
Que entrego su piedad para guardar siglos de calaveras 
Y que no saquean nuestros derechos ni oprimen sin piedad 
Como los que acallaron la voz de la verdad y la libertad. 

¡Hoy triste partiré! Ya que no hay mañana para mí 
Un lejano refugio me espera ahí no hay hombres de polvo 
Ni siglos de lucha por liberar la dignidad secuestrada  
Solo lecho de luz donde descansan los huesos deprimidos.
.

ANAYA ANAYA, Doris
Educadora – Escritora

Nació el 5 de enero de 1963, en el distrito de Chancay, provincia de Huaral. Licenciada en educación secundaria, con especialidad en Lengua y Literatura. Y con estudios de postgrado en la Facultad de Educación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia de Lima. Tiene además otra segunda especialidad en Tecnologías de la Información y Comunicación en la Educación Básica realizada en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ha desempeñado importantes cargos administrativos dentro del magisterio huaralino, resaltamos su labor en los años 2004 al 2006 como profesora de Tecnología Didáctica en la Facultad de Educación PROFDOSA. Y su labor en el 2005 al frente de la dirección de la UGEL Nº 10 – Huaral.

Docente con vasta experiencia y múltiples reconocimientos en la provincia de Huaral y en su natal Chancay, tuve la suerte de conocerla cuando era directora de la I.E.P. “Nuestra Señora del Carmen” en Huaral, en el año 2005. Promotora cultural dedicada a la difusión de la cultura de su pueblo, gracias a ella conocemos a grandes exponentes de la literatura huaralina.

Obras:
Literatura huaralina, un paso a la lectura, Lectura y escritura para una sociedad libre, Sesiones de aprendizaje con TIC, Literatura peruana, un paso a la lectura.


BALTA CÁCERES, Karol
Decimista.

AMAR ES VIVIR

Como herida ahí latente
Que transforma mi existir
Disfrutemos el presente
Que nos invita a sentir.

Vengo a versar con amor
Décimas que salen del alma
Y aunque conservo la calma
Registro un fuerte dolor
Porque si hablo del amor
Se extingue rápidamente
Pues vivimos el presente
Y al enfriar tanta templanza
Ya se encuentra la esperanza
Como herida ahí latente.

Halle una buena razón
Para opinar del amor
Pero es mucho mejor
Vivir este sentimiento
Y verán que yo no miento
Porque amar es vivir
Y no es bueno reprimir
Lo que te ordena la mente
Se adueña del subconsciente
Que transforma tu existir

Ayer, es tiempo pasado
Y el mañana, es incierto
Quizá ya todo haya muerto
Cuando el futuro haya llegado
Nuestro tiempo se ha acabado
Pero aún el amor se siente
Y se extingue rápidamente
Aún amando, el tiempo vuela
Como se apaga una vela
Disfrutemos el presente.

Y todo aquel que ha soñado
Se refleja en este verso
Aunque a veces sea adverso
Y tenga otro resultado
En cosas de enamorado
Lo mejor es admitir
Hay mucho que redimir
Lo pasado es un dilema
Y el amor es todo un tema
Que nos invita a sentir.

CARRILLO MORA, Miguel
Poeta.

AÑORANZA

A las orillas del mar, brindare mi canto
Cuando el destino me separe de ti;
Entonces cantare y al mar diré cuanto
Extraño las horas que a tu lado viví

Contemplando el cielo, te veré en el sol,
La luz de tus ojos miraré sonriente
Cuando la tarde se vista de arrebol,
Callare la angustia que mi alma siente.

Cuando llegado el fin de mi humilde suerte,
En su último suspiro el corazón no miente;
No estaré triste al presentir mi muerte,
Estaré triste, si tu estas ausente.


AMOR ANDINO

Serranita venida de las orillas del cielo,
Dulce encanto del paisaje andino,
Tu mirada y sonrisa sincera
A venido a iluminar mi camino.

Soberana de los nevados del ande
Tu dulzura calma mis anhelos
Nunca, nunca olvides mi cariño
Siempre, siempre serás mi consuelo.


CASTAÑEDA PARDO, Pedro Nicolás
Poeta - Escritor

Este acucioso investigador nació el 22 de enero de 1961en el poblado de Pirca, Atavillos Alto, provincia de Huaral. Hijo de don Nicolás Castañeda Estrada y doña Catalina Pardo García.
Sus estudios primarios los realizó en la Institución Educativa Pública Nº 20382 de Pirca, y sus estudios secundarios en la Institución Educativa “Andrés de los Reyes” de Huaral y la Institucional Educativa “San Pedro de Pirca”.
Contador público graduado en la universidad “San Martín de Porres” de Lima, y Lic. en Educación Primaria en la universidad José Faustino Sánchez Carrión de Huacho. Es Magister en Pedagogía. Actualmente se desempeña como maestro nombrado en la Ugel 10 de Huaral en la Institución educativa Nº 34 de Chancay.
Su aporte a la literatura ha recibido el reconocimiento de la U.N. José Faustino Sánchez Carrión de Huacho, la Dirección Regional de Educación Lima, la UGEL Nº 10 de Huaral, y otras entidades.

PRODUCCIÓN LITERARIA:

Tiene gran cantidad de artículos publicados en revistas de la provincia, entre ellos: Ha escrito innumerables artículos, entre ellos podemos mencionar: “Huaral necesita una Universidad” (Rev. El Pueblo-1982), “Rancocha, un pueblo pre inca” (Rev. La Naranja - 2001), “Alto a la Depredación de Pisquillo (Rev. La Naranja- 2003), “La pelea de Gallos” (Rev. La Naranja- 2003). Sus libros publicados son:

  • Conociendo la provincia de Huaral, libro en narrativa (2006).
  • Valle Profundo, libro en narrativa (2007).
  • Cuentos de un Caminante, reciente producción publicado a fines del 2011, creado mientras recorría los valles huaralinos “dejándose llevar por su embrujo” como diría el autor.

ME LLAMAN HUARAL

¿Quién soy?
¿Cómo me llamo?
¿De dónde vengo y a dónde voy?
Muchos, por no decir todos,
Con frecuencia me preguntan.

Os quiero presentarme:
Soy pueblo, distrito y provincia.
Me llaman Huaral
¡Capital de la agricultura!

Mi hogar está protegido
Por una franja costera,
Un zigzagueante afluente,
Un mar esplendoroso,
Y muchas cumbres andinas.

¡No recuerdo, cuando llegué!
Pero puedo decirles
Que ocurrió hace muchos siglos
Y desde entonces, vivo aquí.

Soy fruto de creación divina.
Nací una mañana serena
Cuando el sol se abría risueño,
El viento a la par, soplaba lento,
Y mis gritos se oyeron desde
Las playas hasta el infinito.

El nativo llegó conmigo,
Trajo su amor por el cultivo
Y zampoña en mano
Entonó tiernas melodías.

Mis campos producen:
Abundantes naranjas,
Exquisitas mandarinas,
Bosques de manzanas,
Toneladas de papas,
Fanegadas de maíz,
Y pampas de algodón.

Tengo, además conmigo:
Valles repletos de plantas,
Una fauna sorprendente
Y gente trabajadora.

Ayer como hoy,
He visto a miles de niños
Correr por las extensas llanuras,
Unos, recogiendo pallares
Y otros, las ricas chirimoyas.

A todos cuanto nacieron,
A todos cuanto llegaron,
A todos os he abrigado,
En esta humilde morada,
Que es, y siempre será tuya.

¡Ya no recuerdo a los nativos!
Pero, siento que están conmigo,
Labrando el campo con firmeza,
Quizás, como aquella mañana,
Cuando di un grito de libertad.

Tampoco recuerdo, cuántos
Han pasado por mi mesa,
A todos, sin distingo, he atendido,
Y si Dios me permite vida,
A todos seguiré abrazando.

Al escuchar a los tractores
Removiendo la tierra,
mis oídos rejuvenecen
y mi corazón late con agrado.

¡No he cambiado mucho,
Pero estoy envejeciendo!
Ahora que ya saben, quien soy,
Os pido que me ayuden,
Que cuiden todo lo que tengo
Para tener un final feliz,
Tanto ustedes, como yo.

COLÁN VALLADARES, César Eduardo
Poeta

Nació el 6 de enero de 1982 en el distrito de Chancay provincia de Huaral. Realizó sus estudios básicos en su tierra natal, siguió sus estudios profesionales en la especialidad de Lengua y Literatura e idioma inglés en la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión de Huacho. Actualmente labora como docente en la Institución Educativa Particular Corazón de Jesús de nuestra localidad. El poeta César Colán es uno de los maestros de ceremonias infaltable en las reuniones culturales de la Sociedad de Poetas.
Su poema “Protesta” fue el ganador en poesía coral en el VII Concurso Regional de Declamación Escolar 2011 “Augusto Escalante Apaéstegui”, declamado por los alumnos de la I.E.P. Divino Corazón de Jesús de Huacho.
Desde el año 2008 integra la Sociedad de Poetas y Narradores de la Región Lima.


PROTESTA

Hay un hombre que se aferra
A esa vida que lo aqueja
Hay un hombre que trabaja
Hay un hombre que se queja
Hay un hombre que ve
La madrugada cuando se aleja

Existen voces de protesta
Cuando todo lo que se hace
Y el esfuerzo del ser nace
El sudor es reflejo
De todo lo que se hace

Cuando todo lo hecho
En ese tacho del recuerdo yace
Y la injusticia sobretodo se impone
La impotencia de los hombres nace
Tú, hermano, amigo, compañero que me escuchas
Nunca dejes que te callen
Alza tu voz de protesta
No seas un hombre ausente
Cuando la injusticia se haga presente.

No callemos las voces
De los que con justa razón hablan
Reyes, presidentes,
Jueces y partes
Son los gobernantes
Con voces imponentes
Que duras leyes imparten

Las voces de los que hablan están entre sollozos

Rompen rostros fieros
Abren zanjas oscuras
Sienten bárbaros atilas en ellos”
Ya lo dijo Vallejo

Son golpes tan duros
Para ellos
El pasado nos lo mostró
El presente lo confirmó
El futuro lo dirá

La justicia, los poderosos aplacarán

Pero en el fondo de los hombres
Que imparten la sabiduría
Intelectuales, libres pensadores
Y sobre todo escritores
Siempre con gran hidalguía
Harán sentir su voz de protesta

Como el campesino
Como el obrero
Como el minero
El literato con su pluma
Lo dirá sin miedo

La injusticia el hombre detesta

Niños, jóvenes, ancianos
Pasado, presente y futuro
Todos convergentes
Son sus voces que se sienten
En el fondo de la sangre y de la mente
Solo somos seres humanos alzando
Nuestra voz de protesta.

GAMBINI JARA, Flor de María
Poeta

Joven promesa de la literatura Regional nacida en el distrito de Chancay, provincia de Huaral el 24 de abril de 1985. Realizó sus estudios primarios y secundarios en su tierra natal, egresada de la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión de Huacho, de la Facultad de Educación en la especialidad de Lengua Literatura e Idioma Inglés.
Desde el año 2011 integra la Sociedad de Poetas y Narradores de la Región Lima.

QUISIERA...

Quisiera poder apreciar lo que esconde tu sonrisa
Que hoy no concuerda con la tristeza reflejada en tu mirada...
Quisiera poder saberlo sin que haga yo una sola pregunta
Y sin que digas tú una sola palabra...

Quisiera poder abrazarte y en cada abrazo,
Con la eternidad detenida en ese lazo,
Tu corazón, a gritos, al mío confiese
Lo que le aflige… lo que le pasa…

No me importa si tu dolor se queda conmigo,
No me importa si por él muero mañana,
Bastará una bella sonrisa,
Sobrará una tierna mirada…

Pues no existe mejor proeza
Que el cumplir con aquella promesa
Que vociferó mi corazón
Y a la que se aferró tu alma...

Bella promesa jamás olvidada
Ni en mi corazón ni en tu mirada…
El de estar allí contigo…
El de morir por ti mañana.


MENDOZA YAYA, Marino
Decimista.

Tengo sesenta navíos
Cien millones en dinero
Cien vapores en el mar
A nadie medio le debo

En México tuve hermana
Que hacen años que murió
Y de herencia me dejó
Cien coches y una chalana;
También me dejo en la Habana
Haciendas de riquerío
Más de seiscientos plantíos
En las Indias Orientales,
Y por todo esos mares
Tengo sesenta navíos.
Tengo oro en Inglaterra,
Y en Rusia también tengo
Grandes tiendas de comercio
De algodones y de sedas;
Tengo casas de monedas
En los reinos extranjeros,
Por parte de mis abuelos
Tengo una mina en Turquía,
Que me rinde cada día
Cien millones de dinero.

Tengo una tesorería
Un cien noventa por ciento,
Treinta molinos de viento
Tengo en cada cercanía:
Tengo tantas cacerías
Que no se puede contar
También tengo en Gibraltar
Y almacenes en Jicaya
Y para vencer batalla
Cien vapores en el mar.

Cuatro mil yeguas castañas
Tengo en tierra del Brasil
Caballos tengo diez mil
Más de seiscientas cabañas;
De viñas y dulce cañas
Dóciles chinos conservo
Para divertirme tengo
Un reloj de treinta arrobas,
Vengo vestido a la moda
A nadie medio le debo.


MARTÍN ORTIZ, Julio César
Guionista

Nació en distrito de Chancay el 20 de junio de 1991. Joven director, actor y dramaturgo. Desde muy niño se inclinó por la literatura y las tablas, fiel lector de los poemas de Federico García Lorca, Chejov, Becket, McDonagh y Kane.
Se inicia en el teatro con apenas nueve años, desarrollando una carrera rápidamente ascendente en las tablas. Era escolar aún cuando forma su compañía de teatro “Muñecos de Madera”, a la edad de 17 años se le reconoce como una de los mejores directores de teatro en la región. Actualmente sigue imparable como director y actor de arte dramaturgo, en la cual define su obra con una sola frase. “La verdadera belleza se encuentra en el borde de la muerte”.
Es ganador del Premio Regional del concurso de literatura Inéditas 2011, organizado por el Gobierno Regional de Lima, con su obra “Vírgenes Suicidas”.


MONTALVO CORTEZ, Jorge Clemente
Poeta. Escritor

Nació en Chancay, un 4 de diciembre de 1901. Cuando tenía dos años, sus padres se trasladan a vivir a la ciudad de Huaral. Allí realiza su educación primaria en el Centro Escolar de Varones Nº 414, los secundarios en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, y los superiores en la Universidad “San Martín de Porres” donde obtiene el Título Normalista de Segundo Grado.
Trabajo como docente en una escuela nocturna ubicada en Los Naturales - Huaral, luego como profesor en el C.E. Nº 414, colegio donde cursó sus estudios primarios.
Fue docente también en la Escuela Japonesa ubicado en Esquivel y en la Escuela Fiscalizada de la Hacienda Esquivel.
En su labor literaria, sobresale su obra cumbre el Álbum de Oro Huaralino, que consta de 3 tomos. Es un compendio de antiguas tradiciones, folclore, historia, vivencias, leyendas y poesías, que se ha convertido en una importante fuente de información para investigadores y estudiantes.
Jorge Montalvo Cortez falleció el 9 de enero de 1983, es considerado como el patriarca de las letras huaralinas.

HUARAL

Bajo un cielo siempre hermoso
Que surcan nubes plateadas
Como ilusiones aladas
De un idilio candoros;
Y entre fronda floreciente
Que su contorno en guirnalda,
Huaral, emerge sonriente
Como de un mar esmeralda
Pleno de luz y colores,
Su sueño de gran riqueza,
Es dulce nido de amores
Y santuario de belleza
Cuna de cien paladines
Que ambicionan luz y gloria,
Pronto ha de llevar la Historia
Su nombre hasta los confines,
Pues, los afanes prolijos
De sus amorosos hijos
Patriotas de corazón
Tienen por lema: NOBLEZA,
SOBERANÍA Y GRANDEZA,
De su pueblo i su nación"

MORA ROJAS, Adán
Decimista

A las ocho sale un tren
Que parte para la gloria
Mañana, a la misma hora
Sale otro para Belén

Con la farola encendida
Anda con mucha certeza,
Advierte que no regresa
Porque va a la otra vida,
Toca el pito en la salida,
Los caminantes lo ven
Pasar por Jerusalén
Dejando atrás el desierto
Para ver a Dios, por cierto
A las ocho sale un tren.

Es muy rápido y veloz
Pues va y regresa a diario;
Pasa a la una el calvario
Y el purgatorio a las dos
A las tres y treintaidos
Pasa frente a la Noria
Toca el pito en la Victoria
Dando aviso al garitero
Este es el tren, caballero
Que pasa para la gloria.

No es de carga, caballeros
Que lo sepan es preciso
Les advierto y les aviso
Que solo es de pasajeros
Y con el mayor esmero
Anda la locomotora
La línea pasa por Mora
Por orden del Padre Eterno,
Sale un convoy al infierno
Mañana, a la misma hora

El que se quiera embarcar
Vaya y saque su boleto;
Que el pasaje es discreto
A la corte celestial
Todo el que quiera llegar
A gozar del gran Edén
Que ahí veremos también
Lo que está puesto en aviso;
Que del mismo Paraíso
Sale otro para Belén.


ORTIZ DUEÑAS, Jorge
Poeta-Escritor

Distinguido maestro, poeta y escritor huaralino, uno de los fundadores de la poesía infantil en el Perú. Nació en Chancay el 22 de agosto de 1917. Sus padres fueron don Heraclio Ortiz y Puente Arnao y doña Magdalena Dueñas Ponce. Crece entre libros y lecturas, naciéndole desde muy temprano la vocación pedagógica. Sus estudios primarios los realizó en su ciudad natal, la secundaria en el CEP La Merced de Huacho. Titulado de Normalista Urbano en el año 1959 en el Instituto Nacional de Perfeccionamiento del Magisterio.
Publica su primer poemario cuando solo contaba 23 años de edad. En 1972 fue premiado en los Primeros Juegos Florales Magisteriales a nivel nacional. Galardonado en el Concurso Nacional de Literatura Pedagógica (1991) y en el primer concurso de cuentos de niños, promovido por la revista Caretas y la UNICEF. Dedicó casi toda su vida a la enseñanza escolar, ejerció la docencia en Ámbar, Huaral, Quepepampa, Laure, Huacho y Chancay. Interviene incluso en la política llegando a ser Alcalde del distrito de Chancay de 1945 a 1947, dejando dos gratos recuerdos de su gestión: el Mercado de Abastos y la Biblioteca Municipal.
Jorge Ortiz Dueñas falleció en Lima el 11 de octubre de 1997.
PRODUCCIÓN LITERARIA
Publicó Club femenino en 1940, Chancay provincia nuestra en 1942 en coautoría con otros literatos; En voz corriente en 1948; Cantos Cívicos de San Martín y Castilla en 1954, y La luz prometida, cuentos chancayanos, huaralinos y huachanos publicados en 1993.
Sus libros de poesía infantil: La canción menuda (1945, 1985) y Las plumas del nido (1982). Póstumamente fue publicada su autobiografía Mi vida. En el 2002 la editorial San Marcos recopila sus poesías en Poemas completos.

PLAYERO PESCADOR

Yo soy el playero
Que pesca a cordel.
Desde pesco Niño
Desde nado Niño.

La mar está seca
Y el sol se ha incrustado
Es ojos redondos
De mil caracoles.

No voy a la Punta
Ni al Muelle Fiscal.
Canasta Sombrero y
Me voy a Caulán.

Me voy a pescar
Los Peces de la ONU quitarle
Al ave marina
O al lobo de mar.

Las piedras filudas
Huyen de mis plantas
Y en jardín de arena
Florecen mis rastros.


PALOMARES BAZALAR, Augusto
Decimista

Nació en el histórico distrito de Chancay el 0 de mayo de 1938, poeta y decimista muy querido en su tierra, es autor del libro de decimas “Recordando el Camino” editado en el año 2007, así mismo tiene muchas plaquetas editadas, es director y editor de la revista literaria “El Andante de la Prosa y la Poesía”. Decima, poesía y canto, del pueblo con su Encanto.
El 26 de julio de 2014, la Sociedad de Poetas y Narradores de la Región Lima, le tributa un merecido homenaje, por su destacada labor literaria en bien de la Literatura Chancayana y Regional.


QUE TE CREES

Te la pasas bien bacán
Mirando televisión
Mientas tus padres se van
A buscar manutención.

Qué lindo que se te ve
Cual si fueras un pequeño
Esperando en dulce sueño
Te despierten pa´el café
Hermosa vida sin fe
Sin esperanza ni afán
De esos años que se van
Sin dejar ninguna huella,
Tendido en la cama aquella
Te la pasas bien bacán.

No te importa ni tu viejo
Que se fue a laborar
Ni tu hermano el escolar
Que no ven un buen consejo
Eres el tipo complejo
Sin alma y sin vocación
Que toda la educación
Que a ti te han podido dar
La vas a desperdiciar
Mirando televisión

Buscar trabajo te asusta
No lo vallas a encontrar
Tu trauma está en trabajar
Es algo que no te gusta
Mencionarlo te disgusta
Lo tuyo es otro afán
Retozar en el diván
Porque el trabajo es dilema
Tú descansas sin problemas
Mientras tus padres se van.

Tu eres el ser intocable
Dueño y señor de la casa
El que todo el día se pasa
Viendo la tele por cable
Con apetito insaciable
Terminas con la ración
De todos, sin excepción;
No importa si ya comieron
Quienes temprano salieron
A buscar manutención.


REYNAGA MEDINA, Ismael
Decimista

DE LA CAMA A LA MESA Y DE LA MESA...

Hay seres que logran fama
Como la guía y la pereza;
Tienen pasión por la cama
Y delirio por la mesa.

La afición al comedor
Y el amor al dormitorio
Ha causado más velorio
Que el suicidio por amor
La guía me causa horror
Y el hígado me lo inflama
Cuando un ocioso reclama
Su personal beneficio
En esta clase de vicio
Hay seres que logran fama.

Mi sobrino se hace el cojo
Para no ir a estudiar;
Lo suelen calificar
Con un lapicero rojo,
Cada día está más flojo
Ya ni siquiera bisteza
Por no agitarse no reza
Y, como no es obrero
Se la pasa el día entero
Con la guía y la pereza.

Nada de desarmador
Ni alicate ni martillo
Pero eso sí, su cuchillo,
Su cuchara y tenedor,
No hay alegría mayor
Que cuando a la mesa llaman
Los flojos, lo que más aman
Es la comida y el sueño,
Por eso con mucho empeño
Tiene pasión por la cama.

El que nace para el ocio
No aprende ningún oficio
Y, para mayor perjuicio
El descanso es su negocio
Y el apetito su socio
Lo demás no le interesa;
Trabajar, ni de sorpresa
Solo siente admiración
Por un cómodo colchón
Y delirio por la mesa.


SÁNCHEZ MEDINA, Eloy
Decimista

Sale un tren de madrugada
Con rumbo hacia lo profundo
Al llegar al otro mundo
Hace su última parada.

Cuando toque prevención
Ya se puede preparar
Para poderse embarcar
En la primera estación
Cuando llegue a la portada
Hace su primera parada
para atravesar el limbo
Días jueves y domingo
Sale un tren de madrugada.

Al amanecer el día
Va pasando por Belén
Entra a Jerusalén
Tocando la campanilla
Con plegaria y agonía
Tomando distintos rumbos
Y, a los veinte segundos
Que nos da la oración,
Sale por un socavón
Con rumbo hacia lo profundo.

Antes que llegue al calvario
Dan las doce de la noche
Todos los que van en coche
Reza el Santo Rosario
Reciben escapulario
Con un gran dolor profundo
Y al oír fuertes retumbos
Que decían sin cesar;
Nadie podrá regresar
Al llegar al otro mundo.
San Juan el evangelista
Mandado por Jesucristo
Ordena tocar el pito
Antes de llegar al Jordán
Tocan la marcha Moran
Y María consagrada
Le franqueaba la entrada
Al Paraíso terrenal
Y en la corte celestial
Hace su última parada.

SILVA GARCÍA, Antonio
Decimista

Decimista, poeta, Literato, Bongoncero, nació en el distrito de Chancay el 9 de mayo de 1942, sus padres fueron don Manuel Silva Tineo y doña Francisca García Balceda. Sus primeros versos los recitó en la legendaria Escuela Fiscal Nº 438 “Alberto de Las Casas Arriz” y el nivel secundario los estudió en la IEP N° 34 – Chancay.
Hincha acérrimo del Club “Club Deportivo Municipal” de Chancay, a quien dedicó sus primeras décimas, cuando tenía sus 17 años fue bongoncero en la Lira Chancayana y decimaba en cualquier ocasión con Víctor Santa Cruz Salas, el popular Terry. Por motivos de trabajo viajo a distintas ciudades de nuestro país como Supe, Chimbote, Sama y Tambo de Mora y luego fue a laborar a Chincha, allí se casa con la dama chinchana, María Juana Saba Torres.

En la actualidad integra la Asociación de Decimistas del Perú, y considerado por la crítica especializada como unos de los pioneros de la décima en la Región Lima al lado de Víctor La Chira Acevedo (Bca), Diego Vicuña Villar (Canta), entre otros.

Entre sus inspiraciones tenemos: “La paz”, “Una feliz navidad”, “Mis playas a Chancay”, “Décimas pícaras”, “Soy pescador”, “Temo tomar té, “A Huaral”, “A la Virgen del Carmen”, “A don Nicomedes Santa Cruz”.

QUE SI ESTA NO LA TERMINO

Que si esta no la termino
Con el final que yo quiero
O si muy pronto me muero
Sin llegar a mi destino;
Saquen todo mi intestino
Que está sobrado de hierro,
Quémenlo en la punta "El Cerro"
Porque su olor es muy fuerte,
Cuando a mí llegue la muerte
No es necesario el entierro.

Cuando en mí vida no exista
Mis ojos pueden sacarlos
Y así podrán trasplantarlos
A quien perdiera las vistas.
Mi testamento es realista
La firma es mi testimonio,
No creo en el purgatorio
Aquí dejamos el peso
No necesito de rezos
Ni tampoco el velatorio.

Trasplanten mi corazón,
El hígado, mis riñones
Mis testes y mis pulmones
Pa' que siga la función.
Y no habrá caja o cajón
Ni habrá cortejo mortuorio
Para acompañar a Antonio
Con rosarios y con misas.
Para esparcirlo a las brisas
Llévenlo a un crematorio.


El contrato que celebro
Es para bien de la ciencia,
Y si alguno en su insolencia
Lo rechaza por ser negro,
Trasplántenle mi cerebro
Si de loco se me tilda
Puede que de algo le sirva
Para utilizarlo luego
Y después préndanle fuego
Al resto de Antonio Silva.


TAFUR RIVERA, Américo
Poeta

Nacido el 6 de julio de 1969 en el distrito de Chancay, provincia de Huaral. La poesía huaralina tiene en Américo Tafur a uno de sus más representativos exponentes, amante de las poesías de corte social, seguidor de Arguedas, Vallejo y Heraud. Es socio activo de la Asociación de Escritores Huaralinos.
Entre sus libros se encuentra el poemario Cantares al amor y a la vida, que fue presentado apoteósicamente en La Casa De La Literatura Peruana. Sus poesías han sido antologados en revistas y blog culturales virtuales a nivel nacional e Internacional.
Aquí les presento una muestra de su trabajo poético.

Todas Las Sangres
(Poesía en homenaje a Arguedas)

Indomable como el eco de tus montañas,
Impetuosos como el mar que entona tu canción,
Canto de zorzales recuerdan tus versos,
El anhelo de tus sueños volvemos a contar.

Peruano de barro, de bronce y acero.
Hoy indio y cholo como tus memorias perdidas,
Despiertan imponentes latiendo tu misma sangre,
Retoman las sendas de tu inca indomable.

Perpetúas como el grito de tus ríos profundos,
Viajan hacia los andes de tus sueños eternos.
Para oler el barro de tus pasos perdidos,
Y beber del agua de tu puquial ardiente.

No ha muerto amigos no ha muerto hermanos,
Porque somos peruanos, somos todas las sangres.
Su sangre su sueños, su eterna agonía,
Late en nuestro ser, corre por nuestras venas.

No ha muerto hermanos, no ha muerto peruanos,
Su aguda tristeza, su sol, sus lluvias tristes.
De los andes, de los indios, de nuestras razas,
Hoy despiertan, el fuego de su eterno deseo.

No ha muerto hermanos, ¡Arguedas no ha muerto!
Porque somos hermanos, porque aun estamos vivos.
Para contar su sueño, para avivar su fuego,
El fuego eterno ¡de su amor por el Perú!











VÁSQUEZ APARICIO, Porfirio
Decimista

Muerto Adán en la ocasión
Queda Eva con sus hijos
Quiero saber cómo se hizo
Esta gran generación.

Pregunto para saber
(Yo no quiero discutir)
Que me lleguen a decir
Y me hagan comprender;
Todo yo puedo creer
Dándome la explicación
Que con una aclaración
Y sin un pequeño error
¿Quien fue, pues el sucesor
Muerto Adán en la ocasión.

Adán, el hombre primero;
Eva, la primer mujer
Luego Caín y Abel
Estos dos sus hijos fueron
Hija mujer no tuvieron
Con anhelo muy precioso
Yo, como estoy indeciso,
Quiero saber claramente
Cuando ahí precisamente
Quedo Eva con sus hijos.

Yo a nadie le discuto
No hago más que preguntar
Como se llegó a aumentar
De la humanidad su fruto
Con que poder absoluto
Y por mayor regocijo
Dicen que el creador les dijo;
Creced y multiplicar
Para mi conformidad
Quiero saber cómo se hizo.

Habiéndose muerto Adán,
Quedó Abel y Caín,
Eva la única al fin,
Confundido y con razón
Quiero la satisfacción
Que me lleguen a aclarar
Como ha podido aumentar
Esta gran generación.